Ahora no, ya no.

No sé qué pasará.


No sé cuando me perdí, tampoco es que me busque, porque soy difícil de encontrar. No porque me esconda, no no es eso; me mimetizo entre la gente adoptando sus formas, emociones y miedos, y es entonces cuando no me distingo del resto de esa masa informe llamada humanidad.
No sé, a veces voy contracorriente del resto y me miran como una nota desafinada que chirría entre un coro de borregos de distinto pelaje. Me cansan los y tú más en los diálogos de besugos, los eruditos de dialéctica vacía que me quieren hacer comulgar con ruedas de molino, los ciegos a voces, los intransigentes sin fundamento, los pedantes de palabras sin sentido, los vanidosos de escaparate, los adoctrinadores de niños indefensos, los megalómanos de turno, los dictadores de vida, los mentirosos de lengua fácil, las cotillas de visillo, los hipócritas de doble vida...me cansa tanta chusma que a veces estallar en mil pedazos y recomponer mis trozos es mi única opción posible.
Algunos días me levanto con la ilusión de que todo estará tranquilo, pero siempre hay un tonto de turno que esperará la ocasión para desbaratarlo todo y hacer notar que está ahí por algo, por amargarte el día...por ejemplo.
No son días felices estos que vienen, el viento arrecia a conflictos que huelen a viejo y cuyas diferencias no fueron resueltas. No se bien si el orgullo, la estupidez, el ansia de alcanzar el cetro de poder hizo que se removiera el odio semienterrado y la bestia se despertara, pero el caso es que volvemos a los mismos errores de siempre y aquí estamos escupiendo rencores pasados sobre nuestras cabezas, si es que no nos la arrancamos.
A veces pienso que el mundo es hermoso, tanto que nuestra estupidez no nos deja verlo, ni disfrutarlo. Los seres humanos nos hemos dedicado toda la vida a hacérnosla cada vez más puta y más insufrible que no nos hemos dado cuenta de lo bello que sería llevarnos bien y cuidar de nuestro entorno, porque para dos días que vamos a vivir los dos nos dedicamos a discutir y pelear, y en el último minuto nos arrepentimos de haber malgastado la vida en ello, pero como ya es tarde nos jodemos, porque sí porque somos estúpidos y punto.
No sé que pasará, pero que paren el mundo que yo me bajo.

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