Ahora no, ya no.

Indiferencia


No sé por qué, pero lo que antes era deseo pasa a convertirse en rutina y más tarde se pertrecha en el hastío hasta convertirse en indiferencia. Y por más que te empeñes en decirme o mandarme indirectas, no sé no te tomes muchas molestias por que no, que mejor me quedo en mi sitio a solas con mi soledad que es más divertida que tu compañía. Pero no te preocupes que no me hace falta que me indiques el camino, como cuando tenía un interés efectivo y me dejabas con la prima de riesgo al borde del infarto y con un déficit de atención según el mercado de tus arrebatos de romanticismo de pega.

Y ahora que enarbolé mi indiferencia me adulas como el zorro al ave para quitarle el queso del pico, mira que eres previsible. A veces, por ver como reaccionas, me entra la tentación de seguirte el juego, pero luego me acuerdo de que quien juega con fuego sale ardiendo y me arrepiento. Así que sigue esperando, que el que espera se desespera y además se queda plantado.

© Registrado

Comentarios